Personalmente, pero me consta que es opinión de muchos, creo que uno de los principales problemas de internet radica en su desproporción cuantitativa. Desde que comenzó la carrera, nos hemos afanado en la introducción de documentos sin preocuparnos lo suficiente por su calidad. Para un licenciado en Filología Hispánica, más o menos especializado en corrección y estilo, esta propensión al guarismo más que a la letra suele acarrear numerosos -nunca mejor dicho- disgustos, incluso dolores: los "a nivel de", "en base a", "contra más", "detrás mía", "de motu propio"; el empleo de mismo, misma, mismos, mismas como meros elementos anafóricos; los calcos inútiles, como "poner en valor"; la confusión entre deber y deber de (o entre escuchar y oír) y otros atentados de grueso calibre contra nuestro idioma sientan como puntapié en el costillar a quien ama el idioma de Cervantes como se merece.
Por eso considero no ya importante, sino imprescindible, la figura del editor digital en cualquier proyecto serio que desemboque en la Red: un profesional formado, experimentado y capacitado para conseguir erradicar las erratas, los gazapos y otras tropelías de los textos que, una vez en el ciberespacio, viajarán hasta los cobijos más recónditos del planeta como embajadores de nuestra cultura. Enrique Rubio, director de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, que desarrolla y mantiene este Taller Digital, lo tiene claro: la Cervantes, según él, "es una biblioteca de calidad, no apostamos por la cantidad, nosotros funcionamos por criterios filológicos, por el rigor científico".
En 1998, Álex Grijelmo explicaba en la introducción de su magnífico manual El estilo del periodista, publicado por Taurus, cómo había animado siempre a los futuros informadores a especializarse en la edición de textos "(es decir, a ejercitar el control de calidad del producto), porque ahí se aprecia una de las mayores carencias de la prensa actual", juicio que, en este momento, puede extenderse sin duda a internet. Renglones después el hoy presidente de la Agencia Efe añadía: "quienes asuman la intención de formarse como expertos en lenguaje y en redacción [...] tendrán enormes facilidades para encontrar trabajo", predicción, me temo, un tanto fallida, si bien por el prestigio de nuestra cultura convendría hacerla realidad.
Rafael González Gosálbez
Se permite la reproducción de este artículo manteniendo la integridad del mismo, y siempre que se incluya el enlace a esta página como fuente de referencia.